Los vuelos ida/vuelta hasta Madeira no están incluidos en la tarifa del viaje, de este modo podrás decidir desde dónde salir, a qué hora y con qué compañía aérea prefieres volar. ¡Lo hacemos así para darte la máxima libertad de elección! Recogemos los coches en el aeropuerto e iniciamos la aventura.

Check-in en el hotel de Funchal. Descubre aquí cómo funciona el encuentro. Estamos en la capital de la isla, cuyo nombre deriva de la abundancia de la planta del hinojo (funcho en portugués) en la isla, pero no os preocupéis, ¡no será el plato principal en nuestra cena de bienvenida! Esta noche descubriremos por primera vez Madeira. Por supuesto, la mejor manera de empezar es con comida: pulpo, trucha, atún... el pescado no falta aquí, ¡después de todo estamos en el Atlántico!

Comencemos nuestro viaje cargado de adrenalina y una inmersión total en la naturaleza. ¿Habéis probado alguna vez el barranquismo? Básicamente, se desciende el curso de un río en parte trepando, en parte nadando, en parte deslizándose y en parte... ¡saltando! Con sus gargantas excavadas en el agua, sus cascadas y sus paredes cubiertas de vegetación, la isla de Madeira se considera el mejor lugar del mundo para practicar este deporte. Preparémonos para un día lleno de diversión, ¡entre chapuzón y chapuzón!

Después de tomar algo fresquito, por la tarde recogeremos nuestros coches y nos dirigiremos a Machico, la segunda ciudad más grande de Madeira. Damos un paseo por las callejuelas del centro antes de llegar al paseo marítimo lleno de pequeños cafés y restaurantes donde podemos probar el famoso bolo do caco ¡con vistas surferas! Al atardecer, llegamos al Miradouro Francisco Alvares Nobrega desde donde se puede admirar una vista espectacular hasta la Ponta de São Lourenço.

En Madeira, la naturaleza es la protagonista: el suave clima de la isla "de la eterna primavera" permite disfrutar de ella prácticamente todo el tiempo. Hoy empezamos con buen pie: nos levantamos al amanecer para afrontar uno de los trekkings más bonitos de la isla: Pico do Areeiro - Pico Ruivo. Tenemos por delante unas 6 horas de marcha, el desnivel es de 900 metros - pero no te preocupes, se compensará con las vistas y en algunos tramos ¡estaremos por encima de las nubes! Nos ponemos zapatos cómodos para caminar y las piernas listas, ¡y en marcha!

El Pico Ruivo es la montaña más alta de la isla, con 1862 metros. Empezamos el camino y mantenemos un buen ritmo -sólo cruzamos los dedos para que el tiempo sea clemente y que, en caso de niebla, ¡decida madrugar! Una vez allí, tenemos que hacer un último ascenso para llegar a la cima - los voladizos son impresionantes pero no te preocupes, ¡hay una barandilla para protegerse! Después de echar un bocado con unos buenos bocadillos (¡imprescindibles en este tipo de trekking!), volvemos sobre nuestros pasos y llegamos a los coches: estamos listos para una tarde de relax: entre nosotros, ¡nos lo hemos ganado!

Ayer descubrimos Madeira desde arriba, esta mañana toca hacerlo... ¡desde dentro! Visitamos el Centro de Vulcanismo de São Vicente. Pasaremos la mañana en un paseo realmente asombroso donde podremos admirar una simulación de estalactitas volcánicas, acumulaciones de lava, conocidas como «tortas de lava», y el «peñasco errático». ¡Una experiencia que no debe perderse! Este complejo de túneles volcánicos tiene más de 1.000 metros de longitud y es el mayor conocido hasta ahora en la isla de Madeira. Concluimos nuestra visita y estamos listos para irnos por fin a disfrutar del mar. A continuación, nos trasladamos a Seixal, un pequeño pueblo con vistas al océano y donde podemos elegir entre varias playas.

Por supuesto, el agua del océano Atlántico no invita precisamente a bañarse -está bastante fría-, pero no nos amilanamos e intentamos darnos nuestro primer (y quizá último, a ver qué temperatura hace) baño de este viaje. A continuación, podemos desviarnos hasta el mirador Veu da Noiva, situado junto a la cascada del mismo nombre, para disfrutar de otra vista impresionante. ¿Cómo terminar el día por todo lo alto? Llegamos a las piscinas naturales de Porto Moniz, un lugar encantador donde, esta vez sí, podemos darnos un baño y disfrutarlo al máximo. Podemos quedarnos allí hasta la puesta de sol, ¡desde aquí todo tiene otro sabor!

Esta mañana podemos hacer otra maravillosa caminata. Llegaremos a Ponta de São Lourenço, el punto más oriental de la isla. Un relajante paseo por un sendero con vistas al océano Atlántico y acantilados de tierra roja cubiertos de una vegetación única. Por el camino podemos darnos unos chapuzones en las piscinas naturales y disfrutar de una merecida poncha do pescador, bebida típica de la isla a base de ron, miel y limón. Si disponemos de tiempo suficiente, podemos subir a la Penha d'Aguia, un monolito de 580 metros que domina el golfo, o visitar la fábrica de ron.

Por la tarde nos acercamos a la costa porque nos espera una maravillosa excursión en barco de 3 horas al atardecer. Zarparemos en dirección a Cabo Girão, donde pararemos para zambullirnos en el océano. El equipo de snorkel está disponible a bordo para aquellos que deseen explorar el mundo marino que nos acoge. Podremos contemplar cómo el sol se pone y el cielo se tiñe de naranja, arrullados por las olas del océano y saboreando una cervecita, vino o zumo, para los abstemios. ¿Qué mejor manera de saludar al sol y embarcarnos en los últimos días de nuestro viaje?

Recorremos la costa sur, empezando por Cámara de Lobos que, como pocos saben, acogió a Winston Curchill, quien quedó fascinado por este lugar durante su viaje en 1950. Subimos un poco y nos preparamos para poner a prueba nuestro vértigo en Cabo Girão. Un mirador desde el que observar toda la costa sur de la isla caminando sobre.... ¡una plataforma de cristal! Con sus 580 metros, es el acantilado con vistas al océano más alto de Europa y el segundo más alto del mundo: la vista es sin duda espectacular. Volvemos a coger los coches y continuamos hasta Ponta do Pargo, el punto más occidental de la isla. Las vistas desde aquí arriba son realmente incomparables, así que ¿nos detenemos aquí a contemplar la puesta de sol?

Tenemos un último día para pasar en la preciosa Madeira, y ya podemos decir con seguridad que esta isla nos ha conquistado, pero con la excursión de hoy confirmaremos nuestra certeza. Subimos en teleférico hasta la iglesia de Nuestra Señora del Monte, el lugar de peregrinación más importante de la isla. Además de las vistas, también disfrutamos de los jardines botánicos y luego volvemos sobre nuestros pasos por un medio más único que raro... ¡los trineos! Se utilizaron por primera vez a principios del siglo XIX como medio de transporte público, aunque solo cuesta abajo.

Por la tarde tenemos tiempo libre para disfrutar de las últimas horas en la isla. Una visita obligada es el Mercado dos Lavradores, situado en el centro de Funchal, para encontrar lo mejor que produce la isla: frutas, plantas y flores. Después de comprar los últimos recuerdos para llevarnos a casa, nos preparamos para la cena de despedida: será la última oportunidad que tendremos de volver a compartir momentos inolvidables... ¡Un brindis por esta aventura!

Hora de decir adiós (y de devolver los coches de alquiler en el aeropuerto)

¡Hasta el próximo WeRoad!