Los vuelos aéreos hacia/desde España no están incluidos en el paquete, por lo que puedes decidir desde qué aeropuerto salir, a qué hora y con la compañía aérea que prefieras... Esto es para darte la máxima libertad de elección.

Recuerda: tendrás que comprar el vuelo de ida a Praga, mientras que el vuelo de vuelta deberás cogerlo desde Budapest.

Check in en el hotel de Praga, una ciudad mágica donde la leyenda y realidad casi parecen entrelazarse en la vida cotidiana. Nada más llegar guardamos nuestras mochilas en el alojamiento e inmediatamente buscamos un restaurante donde poder degustar algunas delicias locales y luego... ¡levantemos nuestras copas y brindemos por el comienzo de esta aventura!

¡Buenos días WeRoaders! Es hora de explorar Praga: sin duda, la mejor manera de comenzar es desde el casco antiguo, Stare Mesto en checo. Aquí no podemos perdernos el espectáculo del reloj astronómico del Ayuntamiento, que a cada hora, además de las clásicas campanadas, escenifica un auténtico teatrillo, con estatuillas que casi que cobran vida. Luego nos dirigimos hacia el Puente Carlos, la famosa estructura que conecta la ciudad vieja con el distrito de Malastrana, sin duda una de las vistas más famosas de la ciudad. Seguimos con el Castillo, un lugar místico donde se dice que los antiguos alquimistas buscaban la fórmula perfecta para transformar los metales en oro. Desde aquí arriba disfrutamos de una vista incomparable de Praga: nos tomamos el tiempo para un buen almuerzo, sin prisas, y por la tarde salimos de nuevo para descubrir otros barrios: el gueto judío, por ejemplo, merece una visita. Para terminar el día, nos dirigimos hacia los pubs y bares de la Plaza Wenceslao, ¡aquí la cerveza no está nada mal!

Ha llegado el momento de decir adiós a Praga: esta mañana abordamos un cómodo tren que en unas cuatro horas nos dejará en el centro de Viena, nuestra segunda ciudad europea. ¡Después de dejar nuestras mochilas en el hotel salimos inmediatamente a explorar la joya histórica de la ciudad! Empecemos con una visita a la majestuosa Catedral de San Esteban, una catedral que nos hará sentir pequeños: sus esbeltos capiteles y su arquitectura gótica nos harán sentir como si estuviéramos entrando en un mundo encantado.

Después de dar un salto al pasado medieval, caminamos hasta Graben Strasse, la calle principal de Viena. Tiendas y restaurantes con mesas al aire libre, alojados en una larga serie de edificios renacentistas, nos acompañarán a lo largo de todo el paseo. Aquí también encontraremos la Columna de la Peste, erigida entre 1681 y 1693 para celebrar el fin de la peste que había afectado a la población de toda Europa durante más de diez años. Hasta que llegamos al centro institucional de Viena, donde se encuentran el Ayuntamiento (Rathaus), el parlamento y el edificio principal de la universidad, todo ello con vistas a un parque que, en invierno, alberga pistas de patinaje sobre hielo al aire libre. Y para terminar el día paramos a comer una deliciosa Torta Sacher en una de las muchas cafeterías de la ciudad ¡venga, seguimos con la "dieta alimenticia"!

La primera parada del día nos lleva a las animadas y pintorescas casas de Viena: la Hundertwasserhaus. Creado en 1985 por Friedensreich Hundertwasser, este complejo residencial consta de 52 apartamentos, donde los residentes tienen el privilegio de personalizar a su gusto la fachada alrededor de sus ventanas. Inmerso en una atmósfera de extrañeza y vivacidad, este rincón de Viena parece un rompecabezas, con columnas de pórticos coloridos, suelos irregulares que forman dunas y jardines colgantes en las terrazas con árboles que también asoman a las ventanas.

A pocos pasos de Hundertwasserhaus se encuentra la Kunst Haus, un museo diseñado por el mismo artista: podemos decidir entrar o admirar únicamente la fachada exterior caracterizada por elementos decorativos en vidrio, metal, ladrillo, madera y azulejos de colores. Lo más destacado es el patio trasero: prepara tu cámara porque es uno de los lugares más fotografiables de toda Viena. Para almorzar llegamos al Naschmarkt, el mercado más famoso y conocido de la ciudad, ¡donde obviamente reina la comida callejera! ¿Y por la tarde? Sencillo: ¡somos los protagonistas! Tendremos algo de tiempo libre para visitar libremente lo que más nos guste, ya sea un museo, una excursión por el Danubio o un sano descanso en el hotel: nos reunimos para pasar la tarde, en las calles del centro - con una buena embarcación. ¡Cerveza en mano!

Hoy nos trasladamos a nuestra última ciudad europea: la animada Budapest, que nos maravillará por su majestuosa belleza. Dividida por el río Danubio, la ciudad destaca por sus magníficos edificios históricos como el Palacio Real y el Parlamento. Sus puentes icónicos, como el Puente de las Cadenas, conectan las dos orillas y ofrecen unas vistas espectaculares. Los baños termales, incluidos los famosos Baños Széchenyi, ofrecen un oasis de relajación. Budapest vibra con energía cultural, con cafés históricos, calles animadas y una escena artística respetable. ¿Estamos preparados para descubrirlo? Hoy nos lo tomamos con calma y empezamos a familiarizarnos con la ciudad haciendo un paseo en barco, por la tarde o quizás por la noche, para admirar el horizonte iluminado. Y para cenar, por supuesto, el gulash: uno de los platos más famosos de Hungría, una rica y picante sopa elaborada con ternera, pimentón, patatas y verduras.

Hoy comenzamos el día cruzando el maravilloso Puente de las Cadenas, que une las dos partes de la ciudad, Buda y Pest. Subimos al Bastión de los Pescadores, uno de los puntos panorámicos más bonitos de la ciudad y continuamos hasta el Castillo de Buda (también podemos subir con el pequeño teleférico), sin visitar su interior. Finalmente, tomamos un tranvía hasta la parada Szent Gellért y cruzamos el Puente de la Libertad para llegar al maravilloso Mercado Central de Nagy Vásárcsarnok, donde finalmente paramos para almorzar.

Luego subimos por Váci utca, la famosa calle peatonal de Budapest, y pasamos por la plaza central de Vörösmarty tér para llegar a la Basílica de San Esteban. Por último, no podemos dejar de acercarnos admirar, al menos con una perspectiva externa, el famoso Parlamento de Budapest.

WeRoaders, hoy no hay prisa: nos levantamos tranquilos, tomamos un buen desayuno y luego nos dirigimos a los baños termales de Széchenyi, un auténtico oasis de relajación en el corazón de Budapest. Ubicados en City Park, estos baños son los más grandes y famosos de la ciudad y ofrecen una variedad de piscinas termales interiores y exteriores, cada una con su propia temperatura y propiedades curativas. Nos ponemos el traje de baño y nos sumergimos en una experiencia única y relajante, rodeados de la magnífica arquitectura de los baños y el esplendor del parque que los rodea. ¡Es imprescindible durante nuestra visita a Budapest para regenerar mente y cuerpo, antes de nuestra última noche juntos!

La tarde está a tu completa disposición: puedes decidir ir de compras o visitar más museos según tus intereses: luego nos reunimos para la última cena juntos, listos para pasar toda la noche bailando y brindando por estos días maravillosos que acaban de culminar.

Es hora de decir adiós: ¡nos vemos en el próximo WeRoad!